domingo, 31 de octubre de 2010

-Sin título-

Paladeo palabras... Brotan
aquí y allá, flotan sin rumbo
deslizando sus quillas por mi mente,
confuso papiro del tiempo.
Quisiera asirme al cabo de una de ellas,
navegar su contorno, concretar
mi existencia en su pálpito leve
de sílaba o vocal; y -quién sabe-
desgarrar la garganta lejana que las piensa,
abrir en consonante gutural mi propio abismo
-latido de sándalo o de bosque
que improvisa intermitencias
de sueño o realidad-.
Aromas conocidos en los nombres amados;
frutas recolecto en sazón de su nada.
Muerdo la sombra de mi cuerpo en la voz que germina;
rasgueo con mi lengua su hueco de guitarra;
mi boca cuando calla o las manos
que acarician la escritura,
-sacerdotes de signos ignorados-
ofician la fiesta del verso, celebran el hilo,
destejen la madeja del ser que las ignora.
Abro mis alas, pronuncio sus costas, lluevo
un mar de preguntas sobre preguntas.
No encuentro respuesta; y, si existe,
no dejar que me alcance.
¡Ah, dichoso misterio
de la sangre!
                        ¡Poema!

I. Martínez

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